Septiembre en Chiapas

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domingo, 13 de febrero de 2011

Revolución en Árabe













  •  La caída de Hosni Mubarak, en Egipto, simboliza la emergencia de un nuevo poder en el mundo árabe, el de la sociedad civil


Por Zoé Robledo

"El poder nunca da un paso atrás, sólo ante la presencia de más poder".

Malcolm X

Un hombre se acerca a una concurrida zona de la ciudad. Se detiene, se rocía de un líquido combustible, enciende un cerillo y se prende fuego frente a la mirada atónita de los transeúntes. Es un acto de protesta con el que inicia una serie de manifestaciones que tienen como consecuencia la caída de un régimen impopular y autoritario. El año es 1963. La ciudad es Saigón. El hombre es Thich Quang Duc, un monje vietnamita que se inmoló para protestar por la persecución de los budistas por parte del gobierno de Ngo Dinh Diem, primer presidente de la República de Vietnam del Sur. David Halberstam, corresponsal de The New York Times, ganaría un premio Pulitzer por su relato de ese instante: "...sentía en el aire el olor de la carne humana quemándose; los seres humanos se queman sorprendentemente rápido. Detrás de mí pude escuchar los sollozos de los vietnamitas que se reunían alrededor. Estaba demasiado horrorizado para llorar, demasiado confundido para tomar notas o hacer preguntas, demasiado desconcertado incluso para pensar..." (The Making of a Quagmire, New York, Random House, 1965). La imagen del monje, que impávido arde en llamas, quedó grabada en la memoria de toda una generación, y su sacrificio es considerado el punto de no retorno de la caída de un régimen. En los meses siguientes decenas de monjes repitieron la acción del primer mártir y el presidente Diem fue derrocado por sus aliados militares y asesinado en noviembre de 1963.

Hoy la historia parece repetirse. En la forma, aunque quizá no en el fondo. También la llamada Revolución de los Jazmines en Túnez tuvo como punto de quiebre la inmolación de un hombre, Mohamed Bouazizi, de 26 años, que perdió su fuente de ingresos: un puesto de frutas y verduras en la localidad tunecina de Sidi Bouzid. Pero las causas de Bouazizi fueron muy distintas a las de Thich Quang Duc. No hay en su martirio un sentido de colectividad sino de drama personal. No hay grandes causas históricas sino grandes sentimientos humanos. Frustración por tener un título universitario y estar obligado a vender frutas en la calle para alimentar a su familia. Ira por la forma con la que el gobierno lo despojó de su medio de subsistencia. Desesperación por la certeza de que nadie haría nada para ayudarlo. Su acto tuvo efectos insospechados en Túnez. Nadie en su entorno habría sospechado que su martirio público sería imitado en el mismo país y en países vecinos como Egipto, Argelia y Marruecos. Nadie esperaba que su sacrificio tocaría las fibras más sensibles de la población que perdió el miedo y salió a las calles a manifestarse. Nadie calculó que las protestas se organizarían por las redes sociales y darían pie a una revolución. Nadie, sobre todo el presidente Zine el Abidine Ben Ali, sospechaba que ese acto lo obligaría a huir del país que había gobernado durante 23 años. Nadie, en las democracias occidentales, previó que el 2011 comenzaría con un nuevo tipo de revolución en el mundo árabe.

¿Por qué nadie previno nada? Quizá porque estamos siendo testigos de un nuevo tipo de movimiento social. El filósofo francés Bernard-Henri Levy lo llamó e-revoluciones; su colega André Glucksmann lo califica de "revoluciones árabes". El periodista español Lluís Bassets, director adjunto de El País, lo nombra y describe como: "oleada revolucionaria, sin partidos y con mucha tecnología, y necesariamente pacífica, gandhiana". Atrás de estas definiciones hay argumentos, muchos y muy sólidos. Pero quizá este tipo de movimientos responde a una categoría aún más amplia: la del quinto poder.

El quinto poder es un fenómeno contemporáneo y es una modalidad inacabada de la ciudadanía social. Es una circunstancia en la que la comunidad humana percibe su poder, lo dimensiona en una mayor medida y se anima a ejercerlo. En este punto vale la pena preguntarnos, ¿es válido hablar de quinto poder en el mundo árabe? ¿En un espacio político donde el poder se concentra en muy pocas manos; en sociedades donde la división clásica entre Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial carece de todo sentido; donde el cuarto poder, entendido como los medios de comunicación tradicionales, está controlado de forma vertical y unilateral, por lo que pierde su capacidad de emitir opinión, seleccionar los temas relevantes de la agenda pública o influir en la estructura de decisiones colectivas? En sociedades en consolidación democrática o plenamente democráticas, a los cuatro poderes existentes se suma la sociedad como un quinto poder. Es protagonista y ejerce su derecho de participación, su capacidad de veto, su voluntad de hacer exigencias violentas. Pero no es un accidente, una maldición ni una virtud privativa de las democracias. Es un fenómeno normal cuando las vías de relación con el gobierno pierden su verticalidad; cuando el despertar de una sociedad coincide con el letargo de sus autoridades; cuando existe una brecha entre la percepción popular y las certezas de quienes toman las decisiones; cuando se pierde la empatía y una sociedad comienza a tener dos ritmos cardiacos, que laten simultánea pero desincronizadamente. Y esto puede ocurrir lo mismo en sistemas democráticos y no democráticos. Entonces, si es posible hablar de quinto poder en el Magreb y Medio Oriente, qué características y elementos se han expresado en los movimientos sociales del 2011.

I

La primera característica del quinto poder es su legitimidad: son los ciudadanos los que actúan a partir de aspiraciones muy concretas. Una de ellas, acceder a derechos y beneficios de los que han permanecido marginados. El detonador es el interés para corregir lo que se considera una exclusión injusta. En ese sentido, se presentan dos características, dos detonadores comunes en los países del Norte de África y Medio Oriente: gobiernos autocráticos y deterioro de las condiciones de vida.

En Túnez la energía social se volcó contra el presidente Zine el Abidine Ben Ali, que tuvo que huir del país que gobernó 23 años. En Egipto el presidente Hosni Mubarak concedió primero no presentarse a la reelección, tras 29 años en el poder; el jueves pasado anunció que gobernaría hasta los comicios de septiembre, pero el viernes tuvo que dimitir ante la presión social. En Yemen, Ali Abdullah Saleh, con 20 años en el poder, tampoco se presentará a la reelección. Este reclamo legítimo por la sustitución de los liderazgos tiene la potencialidad, en mayor o menor medida dependiendo de cada país, de convertirse en un elemento replicable en toda la región del Norte de África y Oriente Medio.

La revista The Economist acaba de publicar el The Shoe Thrower's index o Índice del lanzador de zapatos, en alusión al periodista iraquí Mountazer al-Zaidi, que en mayo de 2008 lanzó sus zapatos al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Se trata de una medición del estado de malestar del mundo árabe. Se construyó a partir de la ponderación de distintos indicadores conocidos: población menor de 25 años, número de años en el poder del mandatario en turno, corrupción y falta de democracia medida por los indicadores de Transparencia Internacional y Freedom House, ingreso per cápita y nivel de censura. Este índice intenta establecer qué países tienen más probabilidad de presentar movilizaciones sociales o, como lo señala la revista: "intentamos predecir hacia dónde se dirigirá el perfume de jazmín". El resultado arroja a 12 países con más de 50 puntos, siendo 100 el valor de más alta inestabilidad. En orden descendiente, los países son: Yemen, Libia, Egipto, Siria, Irak, Omán, Mauritania, Arabia Saudita, Argelia, Jordania, Túnez y Marruecos. Según el reporte 2010 de la organización no gubernamental Freedom House, sobre el grado de libertades políticas en cada país, de estos 12 países 11 están en el rango de "no libres" mientras que sólo Marruecos entra en la categoría de parcialmente libre.

Además, en estos 12 países, se observa otra característica común: son gerontocracias. La referencia al gobierno de los más viejos no se refiere únicamente a la edad de los mandatarios, que en promedio es de 61.5 años, con extremos en Arabia Saudita, donde el Rey Abdalá bin Abdelaziz al-Saud tiene 86 años y Siria, donde el presidente Bashar al-Asad tiene apenas 45. No. La referencia es por otra razón: los años que llevan en el poder. De los 12 países enumerados, en promedio los mandatarios llevan 17.3 años ejerciendo el poder. Igual, con extremos como el de Muammar al-Gaddafi en Libia, que lleva 41 años; y Mohamed Ould Abdel Aziz, de Mauritania, que apenas en 2008 accedió al poder luego de dar un golpe de Estado al gobierno democrático del presidente Sidi Ould Cheikh Abdallahi, en agosto del 2008. Resulta claro que el cambio generacional se complica cuando el poder se traspasa entre familiares o se asume como un elemento del patrimonio personal del mandatario que arriesgó la vida para alcanzarlo.

II

Una segunda característica es su carácter reactivo. La organización y activación de los movimientos del quinto poder es generalmente una respuesta a acciones de otros actores sociales y no el producto de iniciativas propias. Este poder no se activa si no recibe un estímulo -interno o del exterior- que lo impulse: requiere ser disparado por algún resorte. En este caso fue el incremento de precios de los alimentos y el desempleo crónico que sufren las naciones del Magreb y Oriente Medio. También en este rubro son muchas las coincidencias observadas en los 12 países. Primero, son países de gente muy joven con políticos muy viejos. La edad promedio de la población es de 22.8 años. Segundo, la tasa de desempleo, en promedio, es de 21.31 por ciento. Según un cálculo del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas y la Liga Árabe, la mitad de los jóvenes de los países árabes están desempleados y el 40 por ciento de la población, es decir, más de 140 millones de personas, está por debajo del índice de pobreza.

Esos jóvenes fueron el motor de la reacción: pasaron en pocas semanas de estar paralizados por el autoritarismo y con sus expectativas congeladas, a conformar una ciudadanía inconforme, activa y sin miedo. En este sentido, se aprecia la formación y liberación de nuevas fuerzas en el seno de estas sociedades. Surge una organización espontánea. Surgen nuevos protagonistas, se activan conglomerados anónimos que antes permanecieron en la pasividad. Los líderes del quinto poder tienen características muy particulares que los ubican lejos de los liderazgos políticos tradicionales. Además de Mohamed Bouazizi, en Túnez surge Slim Amamou, un activista y bloguero de 33 años que, luego de ser detenido, se convirtió en secretario de juventud y deporte del gobierno de unidad nacional de Mohammed Ghannouchi. En Egipto, Jaled Said, otro bloguero, es asesinado a los 28 años por la policía secreta y se convirtió en el símbolo, casi un mártir, de la revuelta popular en Alejandría.

III

La tercera característica del quinto poder es su dependencia de las redes sociales. El quinto poder rara vez surge entre individuos sin nexos. A su dependencia de un marco cultural, histórico o geográfico, se suma un nuevo elemento: la tecnología, el uso de herramientas de internet que permite a la ciudadanía tejer redes de identificación mutua que los hace más resistentes y efectivos.

Los gobiernos que hoy están en crisis, o tienen potencialidad para estarlo, impidieron durante mucho tiempo la formación de fuerzas populares organizadas políticamente o de cualquier otra manera. En Túnez, el gobierno de Ben Ali frenó toda clase de expresiones populares. Pero estas permanecieron latentes y se activaron a partir de elementos novedosos: el cable de WikiLeaks en el que el embajador estadounidense dibuja a Túnez como una nación "enferma por la corrupción de su gobierno y de la familia del Presidente". A partir de eso, en Túnez la revolución se vivió en internet. Antonio Navarro escribía para Foreign Policy: "sin las redes sociales y la blogosfera la revolución tunecina no habría tenido lugar". Facebook se convirtió en un foro de debates de los jóvenes contestatarios; Twitter en el medio para la convocatoria y organización de las manifestaciones callejeras. Los llamados smartphones, celulares con cámara de fotos y video, y YouTube, sirvieron para llevar un registro de la insurrección. Todo de forma espontánea. Quizá la expresión más organizada fue la embestida del colectivo hacker llamado Anonymous, contra páginas web del gobierno tunecino. La organización del quinto poder estuvo en manos de los internautas. Es cierto que el resto de los países del norte de África y Oriente Medio no cuenta con el mismo nivel de acceso a internet que tiene Túnez. Sin embargo, las redes sociales son las grandes esperanzas de los movimientos del quinto poder en esas latitudes a partir de la sensación de que pueden cambiar al mundo.

IV

La cuarta característica del quinto poder es su vocación transformadora. La sociedad se relaciona porque comparte la aspiración por formas de vida que, real o supuestamente, consideran mejores. Reacciona para transformar determinados planos de su vida y evidenciar su existencia con su capacidad de movilizarse. La sociedad ha descubierto su poder y lo pone a prueba en su capacidad de transformar el statu quo. El quinto poder existe cuando es capaz de transformar y, en este caso, el motor de transformación es la democracia. No hay un llamado a tomar el poder. En la región, y principalmente en Túnez y Egipto, la consigna es libertad y democracia. Ambos países demostraron su vocación democrática en sus manifestaciones, donde reinó la tolerancia religiosa, la moderación y la civilidad.Ahora, el enorme reto del quinto poder es que ese florecimiento democrático sea eso, y no una oportunidad para los islamistas organizados. En ese sentido, el legado de este movimiento es, quizá, romper el prejuicio que indica que la palabra democracia no puede estar acompañada de la palabra árabe. Para lograrlo, los nuevos gobiernos emanados de la Revolución de los Jazmines, más allá de su orientación, tendrán que aprender a convivir con el quinto poder; con una sociedad activa que demanda su inclusión en el espacio público. ·






El autor es politólogo y analista político. twitter.com/zoerobledo

martes, 1 de febrero de 2011

Palabras del diputado Zoé Robledo durante la presentación de la iniciativa de modificación al artículo 24 de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Chiapas para definir las cabeceras de las regiones económicas del estado y ratificar al Municipio de Motozintla de Mendoza como cabecera de la Región XI Sierra Mariscal





Con su permiso diputado presidente


Honorable asamblea

Acudo en esta oportunidad ante esta alta tribuna, para presentar una iniciativa de decreto para reformar el párrafo cuarto del artículo 24 de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Chiapas. Lo hago atendiendo a mi compromiso como legislador y como representante y voz de los ciudadanos del distrito de la Sierra Madre de Chiapas con cabecera en Motozintla de Mendoza.

La materia legislativa es un asunto vivo, dinámico, cambiante. Las leyes deben de reformarse y adecuarse para seguir el ritmo que la sociedad requiere, para darle certidumbre, garantizar sus derechos y para establecer un ambiente de armonía en la convivencia social que nos lleve a alcanzar mejores niveles de vida para todos.


Recientemente, con la finalidad de mejorar la atención de las demandas sociales, así como de optimizar el gasto público, esta soberanía aprobó cambios en la Ley Orgánica de la Administración Pública,  lo que se tradujo en nueva distribución de los 118 municipios del estado, organizados ahora en 15 regiones económicas.


La nueva regionalización estableció nuevas denominaciones de algunas zonas y una reorganización de municipios, con la finalidad de potencializar el aprovechamiento de las condiciones geoestratégicas de esas localidades e incorporar con mayor plenitud a los pueblos indígenas en los beneficios del desarrollo estatal. Es de reconocerse en este sentido la recuperación de denominaciones de alto significado social y tradición histórica como el de “Mariscal” para la Región XI, que fuera la denominación dada a esta zona desde 1909.
Esta nueva regionalización es un avance importante para que las instituciones estén más cerca de la gente y se cumpla uno de los objetivos en el que el Gobernador Sabines ha empeñado su inteligencia, pasión y esfuerzo: Que el gobierno sirva mejor, de manera más oportuna y esté más cerca de la ciudadanía.


Es de reconocerse, que esta nueva regionalización dio pie a distintas interpretaciones, particularmente en la cabecera del distrito que me honro en representar.

Hace unos días, la ciudad de Motozintla de Mendoza expresó de diversas formas su preocupación de que el municipio dejara de ser reconocido como “El Corazón de la Sierra” dado que no estaba claro para sus habitantes que la ciudad de Motozintla continuaba siendo la  Cabecera de Región.


La iniciativa de reformas que hoy presento, tiene como centro de atención definir desde la propia Ley cuáles son las cabeceras  de las zonas económicas de nuestro estado, para dar certidumbre a la ciudadanía y reconocer el papel histórico que muchas ciudades de nuestro estado han jugado en la vida social y económica de sus distintas regiones.


Como secretario  de la comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales de esta sexagésima cuarta legislatura y con el propósito de potenciar las capacidades propias de las distintas regiones, tengo a bien proponer a esta soberanía, el reordenar la integración de las regiones XII Selva Lacandona y XIII  Maya para que el municipio de Benemérito de las Américas pase ahora a formar parte  de la región Maya, con el propósito de hacer más accesible rápido y económico su acceso a la cabecera regional y  a los servicios que esta presta.


Y por último, esta iniciativa tiene el propósito de ratificar a la ciudad de Motozintla de Mendoza como la cabecera de la región XI Sierra Mariscal. Y con ello asegurar la cercanía de las dependencias del gobierno del estado, principalmente de la subsecretaría de Gobierno que desempeña un papel fundamental en la coordinación de las instituciones del ejecutivo del estado.
Con esta iniciativa cumplo con la función legislativa para la que fui electo, y también con el compromiso realizado el pasado 30 de enero ante mis representados, de traer ante esta alta tribuna su voz, para que de manera sensible y por las vías que la ley nos da, sean atendidas sus legítimas preocupaciones.


Salvar la Sierra es una preocupación de los serranos y debe ser preocupación de todo Chiapas. Motozintla, “el corazón de la Sierra” tiene historia, tiene presente y debemos buscar alternativas para su desarrollo sustentable y a largo plazo teniendo en cuenta su delicada vulnerabilidad de la que no podemos desentendernos.


La voz de Motozintla se escucha y es atendida en el poder legislativo de la misma manera en que es escuchada y atendida con sensibilidad por el Gobernador Juan Sabines Guerrero.


Frente a las nuevas exigencias sociales ante las cuales se gobierna, considero necesario y oportuno promover esta nueva reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Chiapas, en congruencia con las necesidades sociales y funcionales que la ciudadanía requiere, para la atención de sus demandas.


Compañeras y compañeros legisladores:

Por todas estas razones es que someto a su amable consideración, el que la iniciativa que se presenta sea apoyada por ustedes para continuar el trámite legislativo que corresponde.


Estoy seguro que la preocupación de este poder legislativo de modernizar y actualizar el marco normativo del estado y dar respuesta a las legítimas preocupaciones de la ciudadanía, es compartida por el Gobernador Juan Sabines Guerrero. Con su aprobación, estaremos ratificando nuestro compromiso de trabajar de la mano junto con el Ejecutivo del estado, para que cada poder, desde su ámbito de competencia, contribuya al desarrollo y engrandecimiento de nuestro estado, poniendo desde luego nuestro corazón por Chiapas.

Es cuánto diputado Presidente